Eran mas de las ocho de la tarde y el día domingo comenzaba a terminar. Bajaba las escaleras de la intersección modal de Baquedano y mironeaba los cuerpos en movimiento de las personas en sus hogares. Las murallas con tramados noventeros de mal gusto y los chascarros de youtube que exhibían las pantallas de metrotv, un muy mal escenario para una chica de tan hermosa contextura ósea que parecía ser una de esas vecinas nuevas llenas de buenos sentimientos (es fácil engañar el ojo humano).
El tren nos miro a ambos sin que nosotros nos viéramos y dentro del vagón mi ojo rebotaba en los vidrios y lograba ver su cabellera desde atrás. De reojo su espalda se movía con esas canciones adolescentes en mis oídos enamorados, superficiales y deprimidos. Llegó el turno de bajarme e intenté alinear los planetas para que ella se bajara conmigo y nos tropezáramos torpemente para intercambiar teléfonos y hacer esas cosas que Hugh Grant suele mostrar en sus filmes... Solo atiné a cambiar la canción bajando la cabeza y apretando botones, pero su mirada me agujereó la nuca y la respondí viéndola en el reflejo de la puerta, su mano se levanto, me saludo y los espejos se abrieron para dejarme ir. Ayer fue domingo, vi al amor de mi vida y se despidió quince minutos después de conocerla, lo mas irónico es que ni siquiera supe su nombre. Facebook no me sirve de mucho ahora, soy un completo inepto pero la ciudad es mucho mas pequeña de lo que parece.
1 comentario:
me gusta tu forma, que desforma el dia a dia de tus dias de manera fragmentariamente visual, de palabras inmaculadamente manoseadas que llevan a recordar; aquel lugar-olor-color-risa detalle...
te leo._.
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