A la hora del recreo me quedo arriba, durmiendo en la sala. Y cuando mi compañero me despierta me percato que otra vez la cotona quedó babeada.
La señorita me inculpa del robo de sacapuntas y me citan al apoderado. En la noche mi mamá descubre el escondite de las pruebas de historia, me rompe las láminas repetidas y volvía a perder todas las bolitas de leche.
Un verdadero día de mierda querida, pero que le vamos a hacer... ahora solo me dedico a mirar las luces de esta ciudad que tanto me odia mientras viajo rumbo a casa en el furgón del tío Arnaldo. Solo quiero patinar con mis amigos y despejar mi mente de estas cosas.
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1 comentario:
yo les ganaba todas las bolitas a los cabros del pasaje,todavía tengo un tarro de leche nido lleno de bolits y bolones :D
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