De nuevo marqué tu número por equivocación (o tal vez sin querer). De nuevo mencioné esa anécdota de nuestros tiempos felices con una sonrisa idiota en la cara (como de niño down en colecta nacional).
Saque a pasear nuestra pianola blanca y me preguntó por ti, por nuestras canciones y por tu ropa... Le respondí puras weas. No seas tan dura con el universo, a mi ya no me importa mucho, de hecho ya se me olvidó y supongo que eso es lo que te preocupa.
Te cuento que me dio cáncer a la piel y resulté ser alérgico al oxigeno y a esa mierda del Natali Botanicals, dormí en las aguas del mapocho y me violó un cóndor con pulgas.
Pero no te preocupes, ahora me siento mejor y me tome un acido mefenamico para aliviar tenciones... De todas formas ya te olvidé, la Pianola está mas grande y dejó de preguntar por tí. Ahora cantamos canciones alegres de los Beatles mientras te recuerdo de manera anecdótica en algún parque donde las parejas sacan a pasear a sus pianolas.
Te recuerdo cuando me follo a otras putas mientras Pianola duerme (recuerdos muy bonitos).
Un día temí que mis recuerdos se volviesen utópicos sueños o que mis sueños se volvieran anhelos inalcanzables sin sentido ni fundamento, pero ahora no me preocupo mucho de eso... Y Pianola da sus primeros pasos. Aun vivo en la mansión de los Aromos trentaisiete trentaiseis por si te interesa tocar el pandero, aplaudir o cantar los coros.
*a la memoria de una maraca cualquiera.
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