Espero que las canciones no se destruyan nunca y el do permanente de tu voz no se escape de mi estomago. Espero que no caiga agua por un buen tiempo, y las tardes se mantengan en un permanente despejado post-lluvia con arcoiris en tono sepia, un sepia colorinche y buena onda, no como el de las fotos del Baúl de la Abuela ni el sepia del photoshop.
Cruzo los dedos para que las escaramuzas del forestal no impidan tirarse al pasto y gastar el dinero de manera anarquista y revolucionaria. Espero que jamás te aburras de agitar el pandero mientras mi viejo inventa canciones con la guitarra, canciones que hablan del volcán de Chaiten, la policía, Cecelia Boloco y todas esas cosas que tanto incumben a la sociedad. Amo los panderos, el Forestal y a mi viejo.
Ojala las micros no vuelvan a modificar su recorrido y las caras desconocidas se vuelvan rutina. Deseo que las cosas no cambien mucho, porque ya me acostumbre a esta ciudad y siento que las cosas van bastante bien.
Espero que no te arranques o te cambies de mail porque, a pesar de todo, tengo un presentimiento de que las cosas pueden estar mejor. No es que no esté conforme, pero a veces el cómodo silencio de mirarnos me hace pedir mas.
Y solo así podría caminar tranquilo por mi casa escuchando un quiebre que me hace sonreír con su im not down.
Solo espero que no sean las frías noches de esta ciudad lo que decline mi confianza, deseo que sea la realidad la que convierta tus teclas en dedos resonantes.
Por cierto, me gustaría verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario