La televisión nocturna y sus películas ochenteras no tienen mucho que ofrecer en la cotidianidad del humano común. Pero sirve como excusa para poder admirar el colapso espontáneo de nuestras miradas magnéticas frente al televisor. Tus colores que con las luces de la pantalla crecen y cambian cada segundo. Te juro que no puedo evitar caer en la hipnosis, te juro que no es por ese actor bien peinado que defiende la patria ni por su amada ramera. Te juro que nunca había visto esta película y no me esperaba encontrarme con esto.
Tus círculos llenos de burbujeantes explosiones que se condensan en la oscuridad de tus ojos, mil erupciones que destruyen cualquier movimiento y reflejo, y luego de parpadear vuelven a nacer de nuevo. Tus pestañas que aletean incesantemente mirando en lo mas profundo de mi conciencia...
Son las tres de la mañana y aún quiero ver televisión, aún quiero verte sonreír y darme cuenta que tomas mi mano sin dejar de mirar tus parpados. Contar tus pestañas y recorrer tus cejas de principio a fin mientras el dialogo de traducción barata nos hace reír.
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1 comentario:
Qué buen texto!
Jajaja, cuando no tenía lentes (u.u Q.E.P.D.) caía en una hipnosis y los colores se salían de la pantalla y me atacaban, sobretodo en la madrugada.
Pero nunca tuve un amorío en technicolor.
Si, me gusta el pico y me encantó este blog.
Saludos.
(/lavaginavoladora soy sho)
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